Machado, Antonio (1875-1939) - Poeta Español

{ viernes, 29 de junio de 2012 }



Las ideas no deben ser de nadie.
A las palabras de amor les sienta bien un poquito de exageración.
En el corazón tenía la espina de una pasión. Logré arrancármela un día; ya no siento el corazón.
Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre de labios de una mujer.
La zona más rica de nuestras almas, desde luego la más extensa, es aquella que suele estar vedada al conocimiento por nuestro amor propio.
Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca pierdas contacto con el suelo; porque solo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura.
Lo propio de nuestra época es vivir en plena contradicción sin darse de ello cuenta, o lo que es peor, ocultándolo hipócritamente.
La verdad es lo que es. Y sigue siendo verdad aunque se piense al revés.
Peor que ver la realidad negra, es no verla.
Despacito y buena letra, que el hacer las cosas bien, importa más que el hacerlas.
Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar.
También es el filósofo, digámoslo de pasada, el hombre que no quisiera dar nunca en el blanco sobre el cual dispara y para ello lo pone más allá del alcance de toda escopeta.
Poned atención: un corazón solitario no es corazón.
Todo necio confunde valor y precio.
La primavera ha venido , nadie sabe cómo ha sido.
La muerte es algo que no debemos temer, porque mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos.
Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien.
Los que están siempre de vuelta de todo son los que nunca han ido a ninguna parte.
En mi soledad he visto cosas muy claras que no son verdad.
La carencia de vicios añade muy poco a la virtud.
¿Dijiste media verdad? Dirán que mientes dos veces si dices la otra mitad.
Ayudadme ha comprender lo que os digo y os lo explicaré mejor.

Ana María Shua - Entrevista -

{ viernes, 8 de junio de 2012 }


Qué decir de Ana María Shua sin antes presentarla como un orgullo de la Literatura Argentina. Una escritora versátil, fecunda y multifacética, con una vastísima obra literaria, tanta que supera las 40 ediciones entre poesía, cuentos, novelas, microrelatos,  guiones teatrales y ensayos.

Nacida en Buenos Aires en el año 1951, Ana María obtuvo, a lo largo de su carrera -que se inicia editorialmente a los 16 años- numerosos y reconocidos premios y distinciones. Sus obras, que incluyen la literatura infanto-juvenil, ha sido publicada en Latinoamérica, España, Italia, Alemania, y también en los Estados Unidos.

En oportunidad de entrevistarla, por LU 20 Radio Chubut, en La Vuelta,  un programa de interés cultural que me dio la oportunidad de referirme a la Literatura y sus creadores, le pedí -en virtud de su dedicación al microrrelato como género, o cuentos breves, o mini ficción, que nos ampliara aquel concepto suyo que dice que el Microrrelato usa la palabra para decir lo que no hay palabras para decir.

Y me contestó:

Es un poco como la poesía y en el fondo como la literatura en general. ¿Por qué interesa la literatura de ficción, qué buscamos los escritores con la literatura de ficción? Queremos acercarnos al misterio, a eso que está por detrás de la palabras; las palabras de alguna manera nos engañan, las palabras nos hacen creer que vivimos en un cosmos, que vivimos en un universo que tiene sentido, que es lógico, que se adapta a la posibilidad de raciocinio humana. En realidad no es así, en realidad por detrás de eso sigue existiendo el caos y yo siento que cuando un escritor logra una obra de buena calidad literaria de alguna manera  se está acercando, está tocando ese caos. Y eso pasa especialmente en los géneros menos pegados a la realidad, como la poesía, como la minificción.

2 – Le pregunté si era difícil escribir breve y además realista, cuando este género en particular es tan propicio para el humor, la ficción, la parodia, y coincidió conmigo en que sí, que es un género muy proclive a lo fantástico. Por alguna razón buena parte de los autores de minificción, dijo,  tendemos hacia lo fantástico pero no es cierto que el género sea más propicio para lo fantástico que para el realismo. De hecho hay maravillosos mini cuentos realistas, y por ejemplo buena parte de lo que  hace  Eduardo Galeano, es muy realista, recordó.

También nos contó que  las letras y ella nacieron juntas de la panza de su mamá. Desde el vientre de mi madre vengo a este mundo a cantar, dijo citando al Martín Fierro. Comentó que desde que tiene recuerdo, siempre tuvo una relación muy particular con la palabra escrita. Desde la escuela primaria escribía mucha poesía, era la poetiza más famosa de toda la escuela. Y después de los 14, 15 años empezó a escribir las poesías que  terminaron siendo El sol y yo. Ganó un premio Fondo Nacional de las Artes, que consistía en un préstamo para editar, y con él ganó otro premio que fue La franja de honor de la Sade, un premio para ella muy importante.

En otro tramo de nuestra conversación, nos confió: Fui también una apasionada lectora. Bastante disfuncional como niña porque no tenía buena relación con otros chicos de mi edad. No sabía o no me interesaba mucho jugar  a los juegos que jugaban. Yo siempre estaba detrás de un libro en un rincón. Y eso me traía ciertos problemas sociales, por supuesto.

De chica leía la colección Robin Hood, que adoraba; y también hubo  un libro que encontré cuando era muy jovencita, cuando tenía diez años o algo así,  en la época que uno todavía no mira quiénes son los autores porque le parece que los cuentos nacen de los árboles, crecen de la tierra,  y fue la antología del cuento extraño de Rodolfo Walsh. Que tiene una colección maravillosa de cuentos fantásticos de distintos autores y de distintas épocas. Yo lo descubrí  en la biblioteca de la casa de una tía,  me pegué a ese libro y lo leí y releí muchas veces; no podía dormir de noche porque algunos cuentos eran muy terroríficos. Me producía un placer muy enorme que por supuesto fue inolvidable. Y fue una gran introducción al cuento fantástico.

3 – Sabemos cuán difícil es incorporar el cuento en general al mundo editorial, entonces quise saber si Ana María Shua cree que ha habido, al respecto, un avance en Argentina o si las empresas editoras siguen teniendo la misma resistencia de siempre para con los cuentos, y la literatura de ficción en general.

Y fíjense lo que me dijo: no hay que hablar de las empresas editoriales porque no son organizaciones de bien público, son empresas capitalistas que tienen que ganar dinero para sobrevivir, tanto las chiquitas como las prestigiosas. La poesía vende poco. La gente no tiene ganas de leer poesía, hay excepciones, por supuesto, como Diana Bellessi,  y seguro que ella también tuvo que pagarse las ediciones de sus primeros libros. 

En cuanto a su relación con el cine, nos dijo:

Fui guionista de la versión de Los amores de Laurita que filmó Antonio Ottone y también hice el guión de Donde estás amor de mi vida que no te puedo encontrar, una película de Jusid;  es duro para alguien que ha sido novelista y hacedor de su propia ficción… tener que entregar la batuta porque en una película el que manda es el director, entonces el guionista tiene como la mitad de los recursos o la cuarta parte. Lo que puede hacer el guionista es plantear el esqueleto de la obra pero  la carne y la sangre se la va a poner el director.

Tengo la sensación de que el guionista entra al ring con las manos atadas a la espalda y lo único que puede hacer es esquivar y dar cabezazos. Por otro lado es fascinante la relación con el público para alguien que escribe literatura y no puede saber lo que le pasa al lector cuando lee, es fascinante. Con Dónde estás amor de mi vida… yo  me sentaba en el cine y me quedaba en todas las funciones. Quería ver si el público se reía de mis chistes, si sacaba el papelito en la parte emocional…

 

4 – Me interesó en particular conocer qué emoción, o en todo caso qué opinión le merece a una escritora de su talento, tan reconocida… la temerosa  página en blanco de todo escritor.

Y nos dijo que la página en blanco es aterradora. Y recordó a Hemingway cuando decía que nunca hay que dejar una página en blanco, que nunca hay que levantarse sin tener una página empezada; observó que la página en blanco es una manera de decir que a uno no se le ocurre nada, y que eso pasa mucho. Nos confió: no sé que le pasará a otros escritores pero a mí me pasa muchas veces y durante mucho tiempo.

         Al concluir aquella cálida entrevista quise homenajearla leyéndole al público uno de sus microrrelatos, Teóloga, de su obra Casa de Geishas, y ahora deseo hacerlo aquí, con ustedes. Dice:

En el siglo Vll después de Cristo, un grupo de teólogos bávaros discute sobre el sexo de los ángeles. Obviamente, no se admite que las mujeres (por entonces ni siquiera era seguro que tuvieran alma) sean capaces de discutir materias teologales. Sin embargo uno de ellos es una mujer hábilmente disfrazada. Afirma con mucha energía que los ángeles sólo pueden pertenecer al sexo masculino. Sabe, pero no lo dice, que entre ellos habrá mujeres disfrazadas.

Olga Starzak