Fragmento de "Ventana Abierta" de Carmen Larraburu

{ lunes, 20 de febrero de 2012 }

El globo amarillo



Dentro del escenario perruno, la refriega afectuosa continuaba.  El ruidoso encuentro de los dos luceros errantes  es muy similar al de una coctelera en plena función doméstica. Fuera del escenario,  el paisaje de lejanías anubarradas atiende a los fuertes remolinos. Estos comparecen ante el conjunto de las fuerzas en conflictos. Traen sosiego al conjunto (es tarea de duendes),  aparecen ahí,  en donde nadie  los espera. El misterio trastoca todas  las partes indisolubles de la naturaleza.
          En una de esas nubosas viajeras nos largamos a la magnitud - soberana inmensidad - el vacío espiritual acompañaba nuestro susto, junto a nosotras y sujeto a un alfiler  viajaba un  amodorrado globo amarillo. De ahí en más seguimos  al hipnótico astro una cantidad variada  de burbujas, entre ellas me encontraba yo, la más pequeña.
         Calzaba entre mis sienes un casquete de hielo que resplandecía en la oscuridad; al menos así lo decían mis amigas. Mi panza  resguardaba  la materia gris,  el alimento balanceado que solemos utilizar para nuestros viajes imaginarios. El color de mi piel,  de un marrón tupido tejido con hilos de seda,  servía para materializar una chocolatada caliente a la hora del infortunio.
        Nos movíamos alrededor de la soleada figura; con  alegría celebrábamos los juegos más inverosímiles, nos habíamos encariñado con uno, por cierto  muy sensual; era un golpeteo de caderas con el que avivábamos el juego.  
         Por ser la benjamina del grupo era la encargada de abrir el juego y alimentar el recuerdo de las juguetonas ancestrales.
        Las risotadas se escuchaban  de muy lejos, rebotaban en el eco de la grandeza  y regresaban hasta nuestros oídos; con poca fuerza  balanceaba mi cadera  para iniciar el ansiado   pasatiempo. Le elegimos   un nombre muy singular: Golpeteo de palmas cruzadas.   Una a una,  con los brazos acomodados  en equis y nuestras palmas hacia arriba,  cosquillábamos la panza del globo. El placer del entretenimiento entreveía las más bellas y costosas de las escenas y, claro… nos aireábamos de los sofocones ocasionados por el calor del globo amarillo.

Sonidos y fonemas. El sistema fonológico del Español

{ lunes, 6 de febrero de 2012 }
 Las letras son la representación gráfica de los sonidos. No existe una correspondencia exacta entre letra y sonido.
El lenguaje humano es eminentemente oral, puesto que funciona mediante sonidos, que emite el hablante. Cada lengua cuenta con su propio sistema de sonidos. Por eso, cuando oímos a una persona hablar en otra lengua, los sonidos que percibimos nos resultan extraños y difíciles de pronunciar.
En una lengua hay muchos sonidos distintos. Y además, cada hablante tiene su propia manera de pronunciar según su lugar de procedencia, su formación y hasta su estado de ánimo. No suena igual, por ejemplo, la S que pronuncia un sevillano que la que pronuncia un salmantino. Y, pese a ello, cualquier persona que hable castellano reconoce esos sonidos distintos como meras variantes de la S. A esa imagen prototípica que los hablantes tienen de la S y de cualquier otro sonido de nuestra lengua es a lo que llamamos fonema.
 El sistema fonológico del español
Los alfabetos fonéticos se utilizan para representar los sonidos. Cada sonido se transcribe mediante un símbolo. En la pronunciación de un sonido intervienen diferentes órganos, llamados órganos fonadores. La intervención de unos órganos u otros, la posición que adoptan y el modo en que sale el aire al exterior definen las características de cada sonido.
El sistema fonológico del español comprende dos grupos de fonemas claramente diferenciados: los fonemas vocálicos y los fonemas consonánticos. Los fonemas vocálicos se pueden pronunciar sin necesidad de apoyarse en ningún otro fonema y al emitirlos el aire sale por la boca libremente. En cambio, los fonemas consonánticos se articulan con el apoyo de una vocal y en su emisión el aire encuentra siempre algún obstáculo.
El sistema vocálico
El español tiene cinco fonemas vocálicos, que se diferencian entre ellos por el punto de articulación -es decir, la posición que adopta la lengua al articular los fonemas- y el grado de abertura del canal de salida del aire.
•    Punto de articulación. Según la parte del paladar en que se sitúe la lengua para articular los fonemas, estos pueden ser anteriores (e, i), posteriores (o, u) o central (a).
•    Grado de abertura. Según se abra más o menos la boca al pronunciarlas, las vocales pueden ser cerradas (i, u), semiabiertas (e, o) o abierta (a).
El sistema consonántico
El sistema español tiene diecinueve fonemas consonánticos, que se distinguen entre ellos por los siguientes factores.
•    El punto de articulación es el lugar donde el aire encuentra un obstáculo que impide su salida libre: el paladar, como ocurre al pronunciar Ñ; la parte posterior de los dientes, como sucede al pronunciar D; los dos labios, al pronunciar la B
•    El modo de articulación es la forma en que el aire supera el obstáculo que impide su salida al exterior. Así, por ejemplo, al pronunciar P el aire sale de golpe, o al pronunciar L el aire sale por los lados de la lengua.
•    La posición del velo del paladar influye a la hora de articular un sonido y permite caracterizar a los fonemas como orales o nasales. Si el velo del paladar está pegado a la faringe en el momento de la articulación, como ocurre al pronunciar F, el fonema es oral, ya que el aire sale por la boca. Si el velo del paladar está separado de la faringe, como ocurre al pronunciar M, el fonema es nasal, ya que parte del aire sale por la nariz.
•    La intervención de las cuerdas vocales durante la articulación de un sonido permite clasificar los fonemas en sonoros, si se produce vibración de las cuerdas, como ocurre al pronunciar B, y en sordos, si las cuerdas vocales no vibran, como sucede al pronunciar T.
Alteraciones del sistema consonántico español
El sistema consonántico expuesto no es uniforme, sino que se ve alterado por tres fenómenos que afectan a la pronunciación de ciertos sonidos.
•    El seseo consiste en pronunciar el sonido Z como S. Por ejemplo, sapato por zapato y sine por cine. Este fenómeno es habitual en Andalucía, en Canarias y en el español de América.
•    El ceceo es el fenómeno contrario al seseo. Consiste en pronunciar el sonido S como Z. Por ejemplo, zol por sol y zuzto por susto. El fenómeno del ceceo se produce en parte del sur peninsular.
•    El yeísmo consiste en pronunciar el sonido LL como Y. Por ejemplo, yuvia por lluvia o yave por llave. Este fenómeno está muy extendido, especialmente por el sur y el centro de la Península.

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