MUY FELIZ AÑO 2012

{ jueves, 29 de diciembre de 2011 }



Diciembre de 2011...

En el cotidiano transitar por la vida, aún sumidos en los compromisos, habitan en nuestros corazones todos quienes de una manera u otra se constituyen en nuestro universo de afectos.
Hoy, en este Año Nuevo, quiero traerlos a mi memoria y convocarlos al Brindis de la Amistad, de la Paz, de la Alegría…

Por un mundo mejor

De buenaventura y encuentros
con los seres queridos.

Un mundo de gloria
despojado de niños sedientos
y hombres con temor.

Un mundo de ilusión...
para quienes comienzan a ver la luz,
para los que han atesorado más sabiduría. 

Para todos.

¡Muy Feliz Año Nuevo!


 Olga Starzak




Yo soy un hombre sincero - José Martí

{ sábado, 17 de diciembre de 2011 }





















Yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma,
 y antes de morirme quiero
echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes,

y hacia todas partes voy:
arte soy entre las artes,
en los montes, monte soy.

Yo sé los nombres extraños

de las yerbas y las flores,
  y de mortales engaños,
  y de sublimes dolores.

Yo he visto en la noche oscura

llover sobre mi cabeza
los rayos de lumbre pura
de la divina belleza.

Alas nacer vi en los hombros

de las mujeres hermosas: 
y salir de los escombros
volando las mariposas.

He visto vivir a un hombre
con el puñal al costado,
sin decir jamás el nombre
de aquella que lo ha matado.

Rápida, como un reflejo,
dos veces vi el alma, dos:
cuando murió el pobre viejo,
cuando ella me dijo adiós.

Temblé una vez, —en la reja,
 a la entrada de la viña—
cuando la bárbara abeja
picó en la frente a mi niña.

Gocé una vez, de tal suerte
que gocé cual nunca: —cuando
la sentencia de mi muerte
leyó el alcaide llorando.

Oigo un suspiro, a través
de las tierras y la mar,
  y no es un suspiro, —es
que mi hijo va a despertar.

Si dicen que del joyero
tome la joya mejor,
tomo a un amigo sincero
 y pongo a un lado el amor.

Yo he visto al águila herida
volar al azul sereno,
 y morir en su guarida
la víbora del veneno.

Yo sé bien que cuando el mundo
cede, lívido, al descanso,
sobre el silencio profundo
murmura el arroyo manso.

Yo he puesto la mano osada,
de horror y júbilo yerta,
sobre la estrella apagada
que cayó frente a mi puerta.

Oculto en mi pecho bravo
la pena que me lo hiere:
el hijo de un pueblo esclavo
vive por él, calla y muere.

Todo es hermoso y constante,
todo es música y razón,
 y todo, como el diamante,
antes que luz es carbón.

Yo sé que al necio se entierra
con gran lujo y con gran llanto,—
 y que no hay fruta en la tierra
como la del camposanto.

Callo, y entiendo, y me quito
la pompa del rimador:
cuelgo de un árbol marchito
mi muceta de doctor.