TOMÁS ELOY MARTÍNEZ: UNA HERENCIA PERIODÍSTICA Y LITERARIA

{ lunes, 31 de enero de 2011 }



Conocí a Tomás Eloy Martínez cuando en el año 2007, invitado por el Grupo Jornada, visitó la Ciudad  de Trelew.
A decir verdad mi primer encuentro con él se produjo mucho antes: al mismo tiempo que mi cita con la literatura de alto vuelo. Acababa de leer Santa Evita y había quedado cautivada por la prosa eximia, audaz y certera de esa novela de ficción escrita por un investigador nato que, sumido  -tal vez impactado- por la misma emoción que después vivirían sus lectores, descubría los inhiestos vericuetos de la muerte, del cadáver de una líder política.
Entonces ya había sido seducida por la prosa de Martínez y enseguida busqué las huellas de su talento en otras de sus obras, primero en  La novela de Perón, después en El vuelo de la reina, más tarde en La Pasión según Trelew. Últimamente en Purgatorio.
Cuando en la oportunidad citada concurrí a la conferencia que ofreció en el Museo Egidio Feruglio no buscaba más que escuchar la voz de alguien que ya admiraba profundamente. Recuerdo que al ingresar al auditorio y encontrarme con su rostro me invadió una intensa emoción. Era consciente de que estaba frente a un ícono de la Literatura Argentina, aquel periodista que –como pocos- pudo amalgamar ambas pasiones y entregarse a su público como entrega la orquídea sus flores: en forma sucesiva, perdurable y hermosa.
Estaba invitado -y así fue presentado por la locutora- para hablar de su obra La pasión según Trelew, sin embargo, con la facultad que le otorgaba -no tanto su trayectoria como sus propios años-  explicó que no hablaría de ese tema del que tanto había y se había dicho; muy por el contario quería dedicar la tarde a conferenciar sobre los puntos en común del periodista y del escritor. ¡Y vaya con la maestría que lo hizo! De más está decir que al escuchar estas últimas palabras mi alegría se potenció a límites insospechados y debí disimularla porque, gran parte de los presentes -puedo asegurarlo-  sufrió una especie de decepción (parece ser natural que las personas deseen que una y otra vez sangren las viejas heridas). Tanto que algunos hasta se retiraron, lo que me permitió, gloriosa, ocupar un asiento y disfrutar a mis anchas del doble regalo que me ofrecía su presencia.
Podría contarles, como si lo hubiese escuchado ayer, los aspectos que consideró a la hora de hablar de la escritura, tanto para quien informa como para quién hace literatura. No dejó lugar a dudas de cómo una profesión no sólo se alimenta  sino que necesita de la otra.  Que  la suma de ambas es lo que logra la diferencia: calidad en el lenguaje, en el decir y en el estilo; la que produce esos textos inolvidables, escritos con la destreza y técnica de un literato que tanto puede narrar la realidad a través de una  prosa poética o transfigurarla a través del texto.
Él creía, y luchaba porque así sea concebido, que el periodismo era, en sí mismo,  un arte.
A lo largo de esa charla en el Mef, estudiantes, hombres públicos y oyentes en general desplegaron sus  preguntas, a veces con la sola intención de pronunciarse, otras –las más- por sonsacar del intelectual firme y decoroso que tenían frente, la opinión que considerarían indiscutible
En mi caso, y a pesar de mi temperamento impulsivo, de la curiosidad y mi afán de seguir escuchándolo, no pude emitir una palabra: estaba conmocionada por su profesionalidad pero muy especialmente por la modestia que, infranqueable, mostró en cada una de  sus opiniones, anécdotas,  experiencias; en sus manifestaciones de desesperanza y otras de optimismo, en el recuerdo a los amigos, en los relatos de su  paso por las distintos escenarios de editoriales, diarios, revistas y universidades.
Esto sólo es una brevísima reseña de su pensamiento porque no es este el momento ni el objetivo de este escrito. Tampoco hablarles de su biografía, ni de sus obras, ni las prolíficas actividades que ha desarrollado a lo largo de su vida. Ya lo han hecho en todos estos días, todos los medios gráficos de la zona, de la Argentina, de Latinoamérica y Europa.
Sí decirles que también fue la conmoción la que me quitó las palabras el domingo 31 de enero a la noche, cuando leí en la primera plana de un diario, que había fallecido Tomás Eloy Martínez.
Hoy, a un año de su viaje eterno, surgen estas palabras como un simplísimo homenaje al hombre que le dejó a la literatura y la sociedad toda el legado indiscutible de sus obras pero también de su hombría de bien, de sus preocupaciones por las causas justas, su sentido humanístico, su valor por la cultura, su amor a la familia  y su devoción por la amistad.
 Olga Starzak
Enero de 2011

Tomás Eloy Martínez, periodista y escritor, murió el 31 de enero de 2010 en Buenos Aires, después de una larga enfermedad. Había nacido en Tucumán el 16 de julio de 1934.
Licenciado en Literatura Española y Latinoamericana (Universidad Nacional de Tucumán y Maestro en Literatura (Universidad de Paris VII) desempeño múltiples actividades como guionista, ensayista, crítico de cine, columnista, editor, y corresponsal.
Entre sus obras mencionamos las novelas Sagrado, Santa Evita, La mano del amo, La novela de Perón, La Pasión según Trelew, El vuelo de la Reina… Purgatorio.




Acentuación. Reglas Básicas

{ viernes, 28 de enero de 2011 }








Una palabra es AGUDA cuando se acentúa en la última sílaba. Se tildan cuando terminan en vocal o en -N o -S precedidas de vocal.

cantor- pared- café- andén
   


Una palabra es GRAVE cuando se acentúa en la penúltima sílaba. Se tildan cuando terminan en consonante distinta de -N o -S, precedidas de vocal (si la -N o -S final está precedida de una consonante, la palabra debe tildarse).

abdomen- edificio- fórceps- ítem
   


Una palabra es ESDRÚJULA cuando se acentúa en la antepenúltima sílaba. Se tildan siempre.

régimen- márgenes- hábitat- héroe
   


Los MONOSÍLABOS son palabras de una sola sílaba. Por regla general no llevan tilde.

fue- fui- vio- dio- fe- ti
   


TILDE EN AUSENCIA DE DIPTONGO: cuando se encuentran una vocal abierta (A, E, O) y una cerrada (I, U) y esta última se pronuncia con mayor intensidad, la cerrada lleva tilde para indicar la inexistencia del diptongo o triptongo (o la presencia de hiato).

salía- sandalia- reúnen- feudal
   


ACENTO ENFÁTICO: los pronombres CÓMO, CUÁL, CUÁNDO, CUÁNTO, DÓNDE, POR QUÉ, QUÉ y QUIÉN, cuando son interrogativos o exclamativos, ya sean directos o indirectos, llevan tilde.

¿Qué dijo? ¿Qué no!
Sí, dijo que no.
   


ACENTO DIACRÍTICO: algunas palabras llevan tilde para poder diferenciar funciones o significados.

Aún: todavía. Aun: incluso.
Dé: verbo "dar". De: preposición.
Él: pronombre personal. El: artículo
Sólo: adverbio. Solo: adjetivo
Éste: pronombre demostrativo. Este: adjetivo.

Las vacaciones estivales, un buen momento para la lectura

{ domingo, 23 de enero de 2011 }


El verano conlleva, para muchos, la posibilidad de un descanso. Sabido es que entre el primer y segundo día de vacaciones, las personas con fuertes hábitos laborales, sufren un proceso de adaptación a la nueva rutina que puede generar hasta alguna emoción adversa. Es imprescindible estar preparado para esa tregua que se impone tan necesaria, tan  deseada que parece querer jugarnos una mala pasada al enfrentarnos con el tiempo libre. Sabemos cuántas son las actividades que nos esperan para ser disfrutadas y que entre ellas, claro está,  se nos ofrece la lectura. Pero qué leer es la pregunta de casi todos. Aquellos que poseen el hábito no quieren desaprovechar ni un solo día de ese período anual para encarar la lectura de alguna obra que por extensa no pudo ser abordada antes, o por su temática necesita tiempos de reflexión. Los que esperan las vacaciones para leer al fin un buen libro, quieren leer “el mejor”, los que han decidido que este año es oportuno para comenzar a transitar el sendero de la literatura, no saben por dónde empezar.
La pregunta que a menudo me hacen, especialmente como docente, es cómo saber que un texto es literario. La respuesta, soy consciente, podría confundir si consideráramos clasificaciones o géneros,   y es por eso que prefiero contestar que es la obra quien debe responder por sí misma,  al mostrarles que en su contenido es más significativa la forma que el fondo; porque la literatura se vale de un lenguaje que cuida las estructuras,  atiende la estética, no se distrae frente a posibles vicios sintácticos, presume de “coqueta”. Y es entonces cuando aparece el interrogante de si un best seller es o no  literatura. Vuelvo a responderles lo mismo: basta con que reúna esas características… Acaso todo lo que se precia de ser literatura, ¿lo es?
Intento contribuir (si acaso pudiera) en esa tarea de encontrar el libro que acompañará las horas ociosas
.Es aquí donde librerías y medios de comunicación -sean diarios, revistas, suplementos culturales o la misma Internet- debieran adquirir un rol preponderante. A menudo es tanta la oferta, tan variada y disímil, que se hace difícil optar. Los best seller aparecen ante los ojos del lector porque el mundo editorial se encarga de que así sea. Aparecen en las tapas de las revistas, en las vidrieras de las librerías, en las propagandas radiales y televisivas. Pero no son la única opción, ¡no lo son!
Quizás sean estas vacaciones el momento oportuno para leer un clásico de la literatura, para conocer una obra de las consideradas universales, para optar por un autor contemporáneo, o aún así preferir un libro escrito en nuestra lengua y no traducido.
¿Cuentos o novelas? ¿Poesía o relatos? ¿Algún ensayo o la historia de un determinado país, una época o un movimiento pictórico? Lo que primero de todo esto les venga a la mente, porque sólo eso determinaría una elección.
Desde mi experiencia  me atrevo a sugerirles títulos de los que, aventuro decir, no se arrepentirán de haber escogido: si es el deseo incursionar en best seller pueden elegir aquellos que comenzando como tales terminaron en clásicos irresistibles como Cien años de Soledad de Gabriel García Márquez, La muerte en Venecia de Thomas Mann, Madame Bovary de Gustave Flaubert, Rosaura a las diez de Marco Denevi, A sangre fría de Truman Capote,  El llano en llamas de Juan Rulfo. Si se deciden por historias tan largas como exquisitas pueden optar por  El guardián entre el centeno de Jerome David Salinger, Rojo y Negro de Stendhal, Las uvas de la ira de John Steinbeck o  La Montaña Mágica de Thomas Mann.
No dejen de considerar entre las  novelas a El aliento del cielo de Carson McCullers, Oscuramente fuerte es la vida de Antonio Dal Maseto, La Octava Maravilla de Vlady Kociancich o Canta la hierba de Doris Lessing.
Y los cuentos, todos,  de nuestros narradores Héctor Tizón o Juan José Saer.
¡Que la disfruten! ¡Y muy felices vacaciones!
Olga Starzak

Uso correcto del gerundio.

{ martes, 11 de enero de 2011 }





En frases verbales, el gerundio se utiliza para dar idea de duración o continuidad de la acción, o para expresar inmovilidad.

Sigue lloviendo.
Se quedaron esperando la respuesta.
Los legisladores están discutiendo aún el proyecto.


Cuando funciona como adverbio, puede utilizarse para indicar un acción simultánea o inmediatamente anterior a la del verbo principal.

La carreta va relinchando.
Mirando las noticias hallé tu nombre.
Caminando por el barrio se encontró con un amigo.


Utilizar el gerundio para dar idea de posterioridad o consecuencia es incorrecto.

Incorrecto: Cortázar viaja a Francia, muriendo en ese país años después.
Correcto: Cortázar viaja a Francia y muere en ese país años después.

La cita, de Celia María Soto Payva, participante del Taller

{ lunes, 3 de enero de 2011 }


Diana cruza la plaza del pueblo a las siete y media de la mañana. Siente la brisa de febrero y el bullicio de las cotorritas entre los árboles… Mira los bancos vacíos, los canteros repletos de flores, las esculturas en un extremo; del otro lado, el rosedal. Recuerda tiempos lejanos. Ahora tiene una cita de trabajo con el Comisionado del lugar; certeza de encontrar al hombre en su despacho.
Más tarde llega la decepción. Convocado por el Gobernador, él ha viajado a la capital de la provincia. Los empleados carecen de autoridad para establecer otra fecha. Se niegan además a suministrar los datos necesarios para la nota periodística.
 Ella no se acostumbra a la indiferencia de los otros ante temas importantes; pero le sobra voluntad y paciencia para continuar.
Al tercer día deja un mensaje en el teléfono. Al quinto, lo llama espiando su descenso del automóvil en el edificio que preside desde hace 15 años.
—Señor Comisionado tenga usted un buen día. En otra oportunidad nos hemos saludado: soy Diana Alcorta, cronista del diario Argentina de Buenos Aires.           
—Quisiera conversar con usted pero nunca coinciden sus horas y las mías. —¿Qué no tiene tiempo ahora? ¿Puedo conocer los detalles que impiden la entrevista? —Se lamenta la mujer.
—Por supuesto que no deseo mentir. Trabajo en un medio de comunicación. El informe lo leerán miles de personas en nuestro país y en el extranjero. Y agrega —La ecología hoy en día es un punto trascendente a discutir. Usted bien sabe de los problemas que devienen con el cambio climático y los recursos no renovables.
—Por favor señor Comisionado deje los rodeos… Conteste algunas preguntas. Debo realizarlas para aclarar lo que sucede en la región. ¡Preocupa a la gente!
—Comprenda las dificultades de la señora Sandoval para entender algunos hechos; sentada un domingo a la mañana debajo de los árboles con su infaltable mate, observa al escuadrón de marines norteamericanos marchar por su vereda en formación militar ¿Disfrazados? —conjetura la vecina con  asombro al escuchar hablar en inglés.
—Comisionado, no es chisme de barrio. No se puede desmerecer la sencillez de las personas. Con total desparpajo paseaban los soldados por las calles del pueblo —señala —La noticia primero se desmiente, luego al comprobar esta circunstancia, el Congreso de la Nación permite la estadía de los extranjeros. —Explica y prosigue —Ellos realizan, a pocos minutos del lugar, ejercicios de tiro, simulacros de guerra. Existen denuncias sobre investigaciones geológicas e hídricas efectuadas en la región.
—Pertenezco a una familia de la comunidad: Martínez Alcorta. Alejada del pueblo por mi profesión, nunca de sus problemas. A usted ¿le molesta mi curiosidad en profundizar estos actos? Es mi función contar a la sociedad lo ocurrido.






Señor… me refiero a los incidentes en la provincia respecto al Acuífero Guaraní. Es una situación delicada; altera costumbres sociales y económicas. Un secreto develado por campesinos que trabajan sus tierras en las inmediaciones. —Sentencia ella.
—Su concepto de conservación de los recursos naturales hace agua. No el líquido claro que recorre territorio brasileño, paraguayo, uruguayo. Nuestras pampas y más allá —exclama Diana — Será turbio con el tiempo y quebranta derechos de millones de personas.
—Comisionado, usted se presta al monopolio de grandes capitales y a un futuro incierto por las posibles contaminaciones. El acuífero nació hace más de 130 millones de años. Cuando África y nuestro continente permanecían unidos. Sí, África, dónde hoy viven pueblos carentes de ella ¿no es una paradoja?
—No abandonaré el tema. En realidad usted es una pieza insignificante en este rompecabezas. Personajes inescrupulosos del poder internacional se movilizan detrás. Defender su terruño y el acuífero más rico del Planeta sería su misión ¡Insisto en la entrevista! Necesita informar a los vecinos de esas maniobras comprometedoras. Revisar su proceder ¡Anímese!
—No es un juego señor. ¡Si amenaza, lo denuncio! —Dice molesta.
Y agrega —No dejo al temor silenciar la causa. Deseo una conversación profesional sincera ¿accede usted?
—¿Mañana a las 11 en su despacho? Tenga la seguridad de que busco clarear sus argumentaciones, de ninguna manera perjudicarlo.  Las aguas no pertenecen a la oferta y la demanda. Se deben proteger para el bien común de los humanos. Gracias Comisionado, no faltaré a la cita.