Corrección del mal uso de algunas preposiciones.

{ domingo, 19 de septiembre de 2010 }
   
Incorrecto Correcto Incorrecto Correcto
De acuerdo a tu pedido De acuerdo con tu pedido Es diferente a tu gato Es diferente de tu gato
Bajo un pie de igualdad Sobre un pie de igualdad Sentarse en la mesa Sentarse a la mesa
Cuestión a resolver Cuestión por resolver Voy del médico Voy al médico
Sueldos a cobrar Sueldos por cobrar Disiento con usted Disiento de usted
Cartas a contestar Cartas por contestar Bajo esa base pactaron Sobre esa base pactaron
Bajo ese punto de vista Desde ese punto de vista Quedamos de que iría Quedamos en que iría
Empapado de lágrimas Empapado con lágrimas Cocina a gas Cocina de gas
Habló delante mío Habló delante de mí Estaba cerca nuestro Estaba cerca de nosotros
Hojeó al libro Hojeó el libro Ocurrió de casualidad Ocurrió por casualidad


        Dequeísmo y queísmo.    


Cuando un verbo acepta sólo la pregunta ¿QUÉ? (¿qué pienso?, ¿qué dice?, ¿qué opinaron?), debe construirse con QUE: pienso que..., dice que..., opinaron que...
Cuando un verbo acepta sólo la pregunta ¿DE QUÉ? (¿de qué se convenció?, ¿de qué me persuadieron?), debe construirse con DE QUE: se convenció de que..., me persuadieron de que...
Cuando se pueden formular ambas preguntas (¿qué me aseguré? o ¿de qué me aseguré?; ¿qué dudo? o ¿de qué dudo?), se aceptan ambas construcciones: me aseguré que... o me aseguré de que...; dudo que... o dudo de que...
   

    Uso correcto de algunos adverbios    Uso correcto de algunos adverbios.    


Los adverbios PURO, MEDIO, MEJOR y PEOR son invariables.
Correcto: Está medio fatigada. Incorrecto: Está media fatigada.
Correcto: Lo hizo de puro tonta. Incorrecto: Lo hizo de pura tonta.
El adverbio DESPACIO significa "lentamente", no "en voz baja".
Correcto: Hablar en voz baja. Incorrecto: Hablar despacio.
El adverbio HOY hace referencia al día en que se vive, no a un momento de él.
Los adverbios ADELANTE, ATRÁS, ABAJO, ADENTRO, AFUERA no admiten complemento
Los adverbios DELANTE, DETRÁS, CERCA, DEBAJO, FUERA admiten complemento.
El adverbio MÁS va pospuesto a NADIE y NADA.






Uso correcto del gerundio.
   


En frases verbales, el gerundio se utiliza para dar idea de duración o continuidad de la acción, o para expresar inmovilidad.

Sigue lloviendo.
Se quedaron esperando la respuesta.
Los legisladores están discutiendo aún el proyecto.


Cuando funciona como adverbio, puede utilizarse para indicar un acción simultánea o inmediatamente anterior a la del verbo principal.

La carreta va relinchando.
Mirando las noticias hallé tu nombre.
Caminando por el barrio se encontró con un amigo.


Utilizar el gerundio para dar idea de posterioridad o consecuencia es incorrecto.

Incorrecto: Cortázar viaja a Francia, muriendo en ese país años después.
Correcto: Cortázar viaja a Francia y muere en ese país años después.
   

La lectura y los jóvenes

{ jueves, 9 de septiembre de 2010 }
La palabra es el puente que nos permite transitar el camino hacia la libertad. Una libertad que nacerá desde el interior de cada ser, pero que la lectura alimenta para que crezca, ande, se fortalezca y adquiera alas. Es en el hacer cotidiano donde todo aquello que incorporamos a través de la lectura, cobra relevancia; porque leer es una actitud de vida, es buscar respuestas, es sumergirse en mundos creados por otros y hacerlos propios; es animarlos y enriquecerlos. Es navegar en aguas cálidas y tranquilas, o frías y turbulentas, pero saber que la costa está allí... al alcance, y que se puede recurrir a ella con sólo cerrar el libro que se sostiene entre las manos.
Leer es la posibilidad de tomar decisiones.
Cuando nuestros ojos recorren ansiosos, azorados, enternecidos o agobiados las líneas de una página escrita, se abren mundos infinitos, mundos que crea el mismo lector. Aquel que se permite vivir las experiencias más variadas, muchas similares a las que acontecen en la realidad.
Leer es alzarse en vuelo y recorrer el universo, regresar... Buscar nuevas respuestas y ¡volver a volar!
Los adultos debiéramos abrirles a los jóvenes, si es que alguien no lo ha hecho en su temprana edad, el excitante mundo que conlleva al placer por la lectura. Brindarles la oportunidad de descubrirlo a partir de experiencias nuevas y recreativas, ayudarlos a traspasar el umbral impuesto por una formación académica que –muchas veces– ha hecho del acto lector un ejercicio sacrificado o forzoso. Para ello es necesario darle la posibilidad de optar, enfrentarlo al propio interés, hacerlo voluntaria y reflexivamente. Esa es tarea de los docentes: tender puentes, abrir los caminos, acercar el mundo literario con herramientas que despierten el deseo de ser usadas. Si le damos a un adolescente un capítulo cualquiera del “Don Quijote de la Mancha” y además les hacemos subrayar las ideas principales, hacer una síntesis de lo que pretendió decirnos Cervantes y relacionarla con su escenario geográfico, terminará aborreciéndolo, y correremos el riesgo de que ya nunca más muestre interés en leer la obra maestra de la Literatura Española. Claro, este es sólo un ejemplo, al igual que los cuentos de Edgar Allan Poe, o muchísimos de Cortázar, nos garantizarían el interés del joven. ¿Por qué entonces no tener presente, antes de elegir el material de lectura que le ofreceremos, cuál es la etapa evolutiva por la que atraviesa, cuáles son sus intereses, cuáles sus necesidades inmediatas?
Es necesario desechar la tendencia de abordar la lectura desde un enfoque exclusivamente comunicacional, la idea del libro como depósito de información, el concepto de texto utilizado con fines meramente didácticos. Es imprescindible permitirles descubrir cuánto les gusta leer, o cuánto les gusta escribir. Al cabo de poco tiempo comprobarán que, a través del entrenamiento espontáneo, sistemático y placentero, su expresión oral y su expresión escrita han ejercitado modificaciones significativas y consecuentes. Y como si eso no bastara –por sí mismo–, también habrán experimentado un crecimiento personal y cultural, habrán reorganizado su universo simbólico y encontrado nuevas formas de involucrarse en el entramado social.
Y como la lectura no se puede pensar descontextualizada del acervo cultural de una sociedad, las escuelas y las bibliotecas, y la familias y la comunidad escolar toda, si se comprometen con la juventud en este sentido, sentirán el impacto de ser partícipe del mágico mundo de la palabra.
Nadie sale indiferente de la experiencia de leer.
Olga Starzak